Leer o parecer: la pregunta detrás del libro abierto 

Se aproxima el final del verano y de seguro viste varias publicaciones de alguien que jamás imaginaste leyendo un libro por la playa o en el destino de sus vacaciones. ¿Será que inesperadamente agarraron el hábito de la lectura? ¿O les gusta que la gente piense que leen durante sus vacaciones?

La lectura, antes vista como una actividad reservada para “nerds”, es considerada “cool” otra vez. Con celebridades posando con libros clásicos y TikTok formando una comunidad gigante de lectores (BookTok), un hobby que antes era la única manera de entretenerse es ahora—para muchos—la manera perfecta de crear una imagen pública de alguien “intelectual”. Si podemos usar los libros como herramientas para expresar nuestra personalidad e intereses, entonces vale la pena cuestionar el propósito de la lectura: ¿Quieres ser una persona que lee, o quieres que la gente te vea como una persona que lee?

Esas publicaciones de gente leyendo en sus vacaciones… ¿De verdad crees que leen por placer… o para proyectar la imagen de que son lectores?

Imagínate ir a una cafetería a disfrutar un café y acabar tu libro. Naturalmente, hay más gente en la cafetería—desconocidos. Y por más subconsciente que sea, reconoces que esas personas te pueden ver—aunque sea de reojo. Y si llegan hacerlo mientras lees, ¿cómo quieres que te vean? ¿Cómo alguien interesante? ¿Divertido? ¿Inteligente? Lo racional sería aceptar que, en realidad, a nadie le importa qué estás leyendo, porque cada quien está en esa cafetería por sus propias razones. Aun así, reconocemos que en cualquier lugar que vamos, inevitablemente presentamos una apariencia personal, y al leer en esa cafetería te estás presentando como una persona que lees.

Podría decirse entonces, que el ir a un lugar público a leer ya no es solo una actividad, sino también una tipo de presentación o hasta actuación. Se vuelve un intento sutil de demostrar quién eres, o quién quieres que los demás piensen que eres. Aunque no lo queramos admitir, leer en público comunica algo sobre ti y proyecta una imagen personal.

Ahora, no solo importa que seas lector, sino qué tipo de lector eres. Ya siendo percibido como una persona que lees, las apariencias literarias se profundizan con el tipo de libro que lees. De seguro te ha pasado que has visto alguien publicar una foto leyendo una novela cualquiera y piensas, “Ni de broma esa persona está leyendo ese libro de verdad”, o al contrario, “Claro que esta persona lee este tipo de libros”. Los libros que leemos (o al menos, los libros que le enseñamos al mundo que estamos leyendo) construyen sobre la imagen previa que las personas tienen de nosotros, cambiando o reforzando. Saber esto en ocasiones influye y en otras limita. Para no proyectar cierta imagen de ti, sea pretencioso o superficial, evitas ciertos tipos de libros o buscas leer otros tipos para proyectar la imagen deseada. Te detienes de disfrutar libros por la imagen y no por la opinión que pudiste haber formado sobre ellos. Lo anterior abre la puerta a una reflexión más profunda de la condición humana y las preguntas que guían muchas de nuestras acciones: ¿Haces las cosas porque quieres encajar, ser reconocido o querido, o porque verdaderamente las quieres hacer tú?

Con todo esto, cabe preguntarse: ¿quiénes podemos decir que son lectores “de verdad”? ¿Y realmente está mal que alguien lea solo por las apariencias, si al menos está abriendo un libro? En parte, sí resulta admirable que más personas estén formando el hábito de leer—pero también es clave recordar que leer no es solo acumular títulos o crear una apariencia, sino hacerlo con atención y sentido crítico. Al final de cuentas, la mejor parte de la lectura es apreciar cada libro por lo que aporta y transmite, y se puede llegar hacer eso sin darle tanta importancia a cómo la gente te percibe como lector. 

Para hacer esto, una recomendación personal: lee de todo. Todos los géneros, todos los medios, todos los autores. Empieza a leer libros por lo que te pueden aportar, no por la apariencia que te pueden ayudar a crear. Dale oportunidad a esa novela de fantasía que te salió en TikTok, o a ese clásico japonés que tu amigo te recomendó. Al leer de todo, vas definiendo que sí te gusta y lo que no, y acabas leyendo libros que en verdad reflejan una apariencia auténtica de ti, no la que crees que debes de transmitir. Siempre será más natural leer lo que amas que imponerte lecturas para aparentar una identidad que no es la tuya.

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